15.4.08

Anónimo dijo... (Una de rebote)

Pego aquí el comentario anónimo del 25 de marzo inscrito en el post Poesis vivax! y mi respuesta

Anónimo dijo…

Siempre hablas de los mismos Foreguita. Siempre ocultas a los mismos Foreguita. Espero que algún día dejéis de comportaros como inquisidores y carniceros. Siempre elimináis a los mismos de los artículos, comentarios y antologías. ¿No empezáis a sentiros ridiculos ocultando a ciertos autores que están a la vista de todos, que publican en varios idiomas, que tienen relaciones con otros grupos poéticos y artistas de medio mundo? Si hasta ahora no te has sentido ridículo por eso va siendo hora de que lo hagas.

Respuesta:

He leído tarde (hoy) esa reconvención un tanto desfondada de un anónimo o anónima que me llama muy cariñosamente "Foreguita" y que me incluye entre un grupo de matarifes (?) y torquemadistas (?) por no referirme a determinados poetas reconocidos en medio mundo y de los que al parecer ni me he enterado (ni nos hemos enterado) de que existen. Los moderados insultos los voy a dejar de lado porque el actor no se muestra. Oculto tras el personae y calzado con coturnos de barro, toma el escenario a tropezones y ha puesto mucho cuidado en sujetarse bien la máscara (el personae, claro; o, como diría la etimología: el ‘nadie’) para que no se le caiga a cada trompicón.
Y digo: para decir lo que dices, querido o querida anónimo o anónima, hay que retratarse. Aunque sé que no tendrás el valor suficiente para hacerlo (como todos los francotiradores con arma de mira telescópica, embadurnados de tarquín y con la moto en la puerta trasera), te invito, no obstante, a que lo hagas: ¿quién eres? Y, en todo caso, ¿por qué no citas a todos esos excelsos poetas? Puede que esté (estemos) de acuerdo o no; puede que los haya (hayamos) leído o no; pero te lo diré, y añadiré además si me gustan o no me gustan; si los admiro incluso odiándolos o si los adoro pese a mi indiferencia. Hablamos de poesía, no de poetas en carne izados.
Como no te metes con la Universidad, donde, a mi juicio, marginan a muchos poetas de legítimo mérito, entiendo que lo tuyo, tía o tío, es un ataque personal.
Y continúo: por lo que a mí respecta, siempre he dado la cara en estos asuntos; muestro mis fobias y mis filias sin cubrirme con la capa de Deyanira. Lo digo públicamente; si he de reiterarlas, las reitero y, si he de corregirlas, las corrijo; pero reconociéndome siempre en ellas, pues, a la postre, ese criterio –bueno, malo o regular- es puramente endoidiosincrásico, adherido a mis (nuestros) gustos, a mis (nuestras) inclinaciones estéticas, epistemológicas, extemporáneas, contemporáneas, tradicionales e incluso apócrifas. ¿Tienes, por fin, algo en contra de ese sentido personal del gusto (y de la vista y del oído)? ¿Qué hay de malo, por ejemplo, en que me guste Góngora y no me guste Quevedo?; ¿que me guste Cernuda y no me guste Lorca?: (raro, ¿verdad?); ¿que me guste De Cuenca y no me guste De Villena?; ¿que me guste Guinda y no me guste Carnero?; ¿que me guste Janés y no me guste Panero (el Juan Luis)?; ¿que me guste Saldaña y no me guste Benítez Reyes?; ¿que me guste Vilas y no me guste García Montero?: (raro encore, ¿verdad?). Y, en fin, que me guste muchísima de la poesía aragonesa que he leído durante los últimos treinta y cinco años. La que no me gusta también la cito. Con sus poetas, en cambio, me llevo, creo, relativamente bien (con los que me gustan y con los que no me gustan), e inmejorablemente con muchos. Debes saber, sin embargo, que con quien no me llevo nada bien es con Quevedo, pero él lo sabe y eso me basta. Aún así, lo cito con frecuencia.
Dime (dinos) quiénes son esos poetas que publican en varios idiomas (mérito, éste, mayúsculo); que tienen relaciones con otros grupos poéticos y artistas de medio mundo (imprescindible, desde luego, para legitimar el valor de una obra) para ver si es verdad que se me (nos) ha de caer la cara de vergüenza. Pero ridículo, ¿qué ridículo? Si te refieres al plural sin acento, creo que no luciríamos mal como bolsos de señora. Pero si lo que quieres decir es que me río mucho (ridículo: -lu, ridere, 'reír'), hace muchísimo tiempo que lo hago. Sólo me pongo serio cuando me llego hasta Bataille y le leo: “si así lo quiero, reír es pensar”. Ese Bataille sí que hizo el ridículo; lo bueno es que sigue haciéndolo.
Nihil novum sub sole sed poesis vivax.
El sabio gana cada día un enemigo.
"Foreguita"

P.S.: Esto es un diario, expuesto facultativamente por su autor a los ojos de quien quiera leerlo. No es una revista literaria, ni un foro de la asociación de críticos, ni un salón de conferencias, ni un congreso digital. Todo eso tiene su espacio. Por lo tanto, no se vierte aquí ninguna opinión que pretenda trascender el marco doméstico de su morfología como cuaderno de bitácora o log book, muy apropiado, por otra parte, para esto de navegar en la red. En otras palestras digamos más “ortodoxas” encajarían mejor tus reproches, así que acude a ellas, donde, de vez en cuando, también acudimos unos y otros y, entonces, lo discutimos todo, ¿te parece? De todos modos, no se trata más que de una sugerencia. Ahora bien, si sigues asomándote a mi blog contagiado (o contagiada) de anonimatosis, pasaré de todo.

2 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

Al principio, cuando vi el número de líneas de la contstación, pensé dejar un lacónico "Demasiado extenso para un anónimo"
Pero tras leer la pieza, me congratulo de su dimensión y de su construcción. Toda una lección
Sr. Forega.

Salu2 Córneos.

Manuel Martínez Forega dijo...

Gracias, Javier.
Hay mucho troll suelto por ahí. Ya veremos de dónde sacamos el ajército de gnomos.
Abrazo.