11.1.09

2009: 50 años de revolución en Cuba


2009 señala el aniversario de una de las más significativas derrotas del imperialismo estadounidense y un golpe a las políticas económicas satélite de Estados Unidos en la América española y a su mantenimiento de Estados fascistas totalitarios en buena parte del continente. Fue un aldabonazo que recuperó la diginidad perdida por Latinoamérica durante los cincuenta años anteriores a este acontecimiento y una revolución que engrandeció la conciencia y al pueblo cubanos.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizás fuese todo eso, Forega, quizás. Lo que ocurre es que desde el primer día comenzó a perder y a olvidarse de esa dignidad hasta convertirse en lo que es hoy (o en lo que quizás haya sido siempre): un Estado totalitario igual que el que vino a sustituir, una isla de vergüenza en el oceáno en la que mueren ahogados los derechos, la democracia, la libertad y la dignidad de los cubanos. Enrique.

Manuel Martínez Forega dijo...

No de todos, querido Enrique. Todo eso no se soporta si no existe una clara concienciación de resistencia.
En U.S.A., el país más "más libre del mundo" (rezan sus propios ciudadanos y sus políticos), hay 37,5 millones de mendigos (más del 11,5 % de su población); 14 millones de parados (el4,25 %); ningún ciudadano tiene cobertura sanitaria; la palabra "comunista" está prohibída; Henriy Winston (el que fue Secretario General del "clandestino" Partido Comunista de U.S.A.) sufrió catorce atentados (todos ordenados por el Estado U.S.A.); ha sometido a Cuba a un embargo económico homicida... Europa quizá sea algo más dulce, pero vistos los últimos acontecimientos de las crisis económicas, ¿quién paga el pato? En España hay 8,5 millones (un 1/5 de su población) viviendo en el umbral de la pobreza... Ni U.S.A., ni Europa, ni el mundo occidental pueden sustentar sus valores morales sólo en el término "libertad": ¿qué libertad, Enrique? ¿La de la pasta? Ya sabemos quién la tiene. El resto de libertades están usurpadas.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Respondiendo a tu comentario, yo creo que la democracia, la dignidad, etc. sí que mueren ahogadas y que son algo de lo que carecen los cubanos. Todos. Otra cosa es que haya una parte de la población que apruebe el régimen totalitario castrista. Eso por supuesto. Nada que discutir. Es como decir que porque en España hubiera gente que apoyase la dictadura franquista, había libertad y había democracia. Desde luego que no.
Por otra parte, no seré yo quien defienda un modelo de capitalismo a ultranza "tipo Estados Unidos". Simplemente pienso que es a partir de modelos democráticos desde donde deben comenzarse a introducir mejoras. No creo que el modelo comunista sea la solución. Efectivamente, el panorama en Europa, como apuntas, no es el mismo que en Estados Unidos en cuanto a la construcción histórica y actual de Estados de Bienestar. Desde luego que esos modelos son perfectibles y en esa línea es en la que pienso que debe caminarse. Una línea que reconozca los derechos humanos y en la que exista un amplio catálogo de derechos fundamentales (muchos de ellos, no lo olvidemos tampoco, de clara raíz liberal), derechos que incluyan también a los de tipo social, que se incorporaron posteriormente a nuestra tradición jurídica. Derechos éstos últimos que, en muchos casos, son los que conceden verdadera efectividad a los derechos liberales clásicos, que sirven para ampliar nuestro catálogo de derechos y que, en definitiva, son ya parte consustancial de un régimen democrático. Esto es lo que yo defiendo y, desde luego, pienso que es algo de lo que la Cuba actual está a años luz. Un fuerte abrazo también para ti, Enrique.

Manuel Martínez Forega dijo...

Muy bien, Enrique; estoy francamente de acuerdo con todo lo que expones. En todo caso, no veo yo a los regímenes liberales concediendo en la práctica esos derechos que defienden en la letra de una filosofía abiertamente retórica. Le evolución de los derechos sociales es tan lenta que se impone antecederla con una "R" bien grande. Esa lentitud responde, además, al diseño de estrategias políticas con ese fin animadas por el capital y asumidas por quienes han de ejecutarlas en los Parlamentos (¡menuda engañifa de repesentatividad!), que cuentan, por otro lado, con poderosos mecanismos de persuasión (información estatal y privada al servicio de los grandes grupos financieros y empresariales, ocio y consumo superfluo e inmaduro). Hoy, es un hecho, por ello mismo y por todos apreciable, la casi nula respuesta crítica a los problemas básicos de la población, la desmesurada represión policial y política que sufren los grupos de oposición social críticos: extraparlamentarismo y porrazo limpio (y no, no me estoy refiriendo a quienes alientan y practican la fuerza de las armas; sobre ellos penda la fuerza y el rigor de la ley).
Este panorama está siempre regido, manejado, legislado y diseñado por una minoría, y esa minoría es la política, o, lo que es lo mismo, la nueva aristocracia abolicionista de un principio fundamental de la política no profesional: la justicia distributiva. La política, sin embargo, se ha profesionalizado, y eso significa la protección del estatu y de los privilegios personales a toda costa.
Un abrazo, querido amigo.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en algunas de las cosas que dices (como el peligro de la profesionalización política o el ocio cutre y fácil que impera), no así en otras. Parecería que los regímenes democráticos estuvieran movidos por oscuras conspiraciones que marcan los "tempos" y los ritmos. No pienso que sea así necesariamente y siempre. Es más, toda esa trastienda no pública del poder es mucho mayor en un régimen totalitario como el cubano. La crítica necesaria y vigilante no ha de llevarnos al extremo de considerar válido justamente lo contrario de lo que se defiende, esto es: no puede criticarse la representatividad por escasa (tema del que se podría hablar largo y tendido) de los sistemas democráticos para defender acto seguido un modelo dictatorial de partido único, como el cubano (¿es eso, acaso, representatividad?: no precisamente). Como he apuntado antes, las criticas y mejoras, para mí, han de hacerse siempre partiendo de la democracia y haciendo a la vez de ella el destino de nuestros esfuerzos. Un fuerte abrazo, Enrique.
P.D.: Me parece curioso afirmar que el hecho de que un partido sea extraparlamentario se deba a medidas de represión, como apuntas. Un partido es extraparlamentario o parlamentario precisamente por lo contrario a la represión. Un partido extraparlamentario, siguiendo con lo que decía más arriba, suele serlo porque no es muy representativo de una sociedad.

Anónimo dijo...

La revolución cubana lleva camino de acabar como el rosario de la aurora. Hoy, cincuenta años después, sólo se puede hablar en pasado, efectivamente, y en eso está muy hábil el Sr. Forega.

Tuvo su grandeza histórica, su nobleza épica, que duda cabe, pero le duró "media hora", como decía Chumy Chúmez en el chiste famoso aquel sobre el cartel de Lenin.

Sr. Forega, conozco un diccionario de la literatura cubana extraordinario, de los años 70, verdaderamente muy bueno, y confeccionado en Cuba. Pero tiene una pega: en él no sale Lezama Lima. ¿No es todo un síntoma?

Saludos renovados de

Quidam Lector

Anónimo dijo...

Oiga, Forega, por cierto, ¿ya está Ud. seguro de lo que afirma por ahí arriba? No es una pregunta retórica... ¿Seguro que la palabra "comunista" está prohibida? Y ¿en qué sentido prohibida? No lo entiendo...

¿Sabe Ud. de la existencia histórica del SWP, la sección de la 4ª internacional más potente del mundo en su tiempo, así como que Trotski publicaba en los Estados Unidos sin demasiada dificultad (que me conste)?

¿Le parece a UD. mucho el 4'5 % de parados, hoy por hoy?

No acostumbro hablar de política, pero es que esto no es política. Es otra cosa a la que ni sé qué nombre ponerle...

Al menos, su prosa en estos asuntos no nos aturde tanto como la que dedica a la orquestina literaria.

Saludos por tercera vez de

Quidam Lector

Manuel Martínez Forega dijo...

No a medidas de represión directa, sino legislativa. Un sistema que establece cupos proporcionales de representatividad está pensado, precisamente, para excluir a los partidos minoritarios, incluso los que no lo son están al borde de serlo por culpa de ese sistema que tiende a polarizar en dos únicas opciones (blanco/negro, o gris perla/marengo) la asunción del poder político. Esto no está muy lejos de parecerse al partido único. Sin embargo, sabemos que tiene un remedio que el poder legislativo no quiere aplicar.
Por otra parte, yo sí que creo que detrás de muchas de las decisiones políticas que se toman existen conspiraciones y modos de hacer que se fundan en la desinformación y en la ocultación de datos; basadas en pactos secretos e impuestas por los que -sí, existen, existen de verdad- poderes invisibles.
Yo no estoy en contra de la democracia si ésta es integral. Sí lo estoy cuando, como en las occidentales, es atómica.
¿Sí o no, Enrique?
Abrazos.

Anónimo dijo...

Un debate de muy alto nivel. Me gusta. Tus respuestas a las objeciones, Manuel, son de buen espadachín. Estoy contigo en tus críticas a la democracia liberal, en cambio estoy en desacuerdo respecto a los remedios, puesto que me opongo al sistema cubano. Supongo que entre todos, o entre algunos al menos, debemos seguir discurriendo.
( Y maldita sea la lluvia de bombas en Gaza).
Abrazos, Manuel.
Á. Sobreviela

Manuel Martínez Forega dijo...

La cosa es que existe un empeño en derruir el icono, en acabar con él. Cuando cayó el muro de Berlín, todos lo jalearon y el postmodernismo ideológico sancionó este hecho como "el fin de la historia"; sin embargo, la pretenciosidad de esa afirmación no contó con que todavía quedaba un fragmento de esa historia en apariencia derruida. Hay que liquidar el símbolo, el símbolo es muy malo; es pernicioso para la colonización de las conciencias. Ahora bien, se está levantando otro muro mucho más alto con idénticos o peores fines que el que se derribó y nadie dice nada: ¿por qué será? Seguramente porque este otro muro de Oriente Medio es bueno; nada tiene que ver con el otro; éste lo levantan las democracias, y la democracia es lo mejor, es el sistema que garantiza las libertades aboliendo las de los demás. Todos sabemos que hay, cuando menos, unas cuantas formas de democratizar. ¿Por qué será, Ángel, que sólo aceptamo una?

Anónimo dijo...

Mucho criticar a Estados Unidos pero, más de uno se iria a vivir alli en vez de a Cuba,a China, o Rusia.