Acabo de recibir un librito hermosísimo que, con la delicadeza que la caracteriza, ha cuidado con mimo Lola Escudero en su AdamaRamada Ediciones e incluido en sus "Pliegos Adamar" (ese verbo cruceño que significa más que amar). Es un libro de poesía que reúne dos títulos: Poemas de Alejandría y El ángel y el cisne, no se sabe si escritos originalmente en inglés por el poeta Balthazar Transcelan (cuya nacionalidad se ignora, aunque se sabe que pasó una temporada en Alejandría) y traducidos con su habitual pericia, emoción y sabiduría por Clara Janés (para mí, la actual mejor traductora de poesía de este país). La edición es bilingüe, ilustrada con dibujos de la propia Clara y acompañada de un preliminar" (La ciudad y el enigma"), también de Clara, que nos da detalle exégetico de esos textos y de su deambular curioso por la Alejandría de 2005.
Es costumbre de Clara Janés revelarnos lo raro, lo inaudito, y eso se debe a una fina y poco común sensibilidad que apunta con sus lecturas para tantos otros inalcanzables. Pondré dos ejemplos: el prematuramente desaparecido poeta checo Jiri Orten (Absortos ojos, Madrid, Papeles de Invierno, 1988) y el joven poeta persa Mohsen Emadí (La flor en los renglones, Zaragoza, Lola Editorial, 2003). Dos joyas salidas de las manos de Clara, a quien tanto debemos los lectores de lo invisible.
Ahora me dices con un gesto de la mano
que ya es ala esplendorosa,
la imposibilidad de este amor.
Como ave estás en el dominio del aire
y como astro sometida a un recorrido
que tú haces destellante de figuras
cuando, blanca, giras a través de la noche
y, girando, te desvaneces
y, en cambio, quedas en mí,
luz amada que entra en el sueño,
aroma que despierta el corazón.
(Balthazar Transcelan, El ángel y el cisne, Madrid, AdamaRamada Ediciones, 2008. Traducción de Clara Janés).
Cortesía de AdamaRamada Ediciones.
Es costumbre de Clara Janés revelarnos lo raro, lo inaudito, y eso se debe a una fina y poco común sensibilidad que apunta con sus lecturas para tantos otros inalcanzables. Pondré dos ejemplos: el prematuramente desaparecido poeta checo Jiri Orten (Absortos ojos, Madrid, Papeles de Invierno, 1988) y el joven poeta persa Mohsen Emadí (La flor en los renglones, Zaragoza, Lola Editorial, 2003). Dos joyas salidas de las manos de Clara, a quien tanto debemos los lectores de lo invisible.
LA VICTORIA DE LAS ROSAS
I
I
Ahora me dices con un gesto de la mano
que ya es ala esplendorosa,
la imposibilidad de este amor.
Como ave estás en el dominio del aire
y como astro sometida a un recorrido
que tú haces destellante de figuras
cuando, blanca, giras a través de la noche
y, girando, te desvaneces
y, en cambio, quedas en mí,
luz amada que entra en el sueño,
aroma que despierta el corazón.
(Balthazar Transcelan, El ángel y el cisne, Madrid, AdamaRamada Ediciones, 2008. Traducción de Clara Janés).
Cortesía de AdamaRamada Ediciones.
2 comentarios:
Y Hackmet, y J. Seifert, y V. Holan...
Felicitats.
PAU RIBA
Naturalmente, Pau. Y Vitezlav Nezval también. No los ignoro; pero son, esas, traducciones de poetas -digamos- consagrados por la mediación editorial, algo que no ocurre con Orten ni con Emadí.
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