18.12.08

Balthazar Transcelan


Acabo de recibir un librito hermosísimo que, con la delicadeza que la caracteriza, ha cuidado con mimo Lola Escudero en su AdamaRamada Ediciones e incluido en sus "Pliegos Adamar" (ese verbo cruceño que significa más que amar). Es un libro de poesía que reúne dos títulos: Poemas de Alejandría y El ángel y el cisne, no se sabe si escritos originalmente en inglés por el poeta Balthazar Transcelan (cuya nacionalidad se ignora, aunque se sabe que pasó una temporada en Alejandría) y traducidos con su habitual pericia, emoción y sabiduría por Clara Janés (para mí, la actual mejor traductora de poesía de este país). La edición es bilingüe, ilustrada con dibujos de la propia Clara y acompañada de un preliminar" (La ciudad y el enigma"), también de Clara, que nos da detalle exégetico de esos textos y de su deambular curioso por la Alejandría de 2005.
Es costumbre de Clara Janés revelarnos lo raro, lo inaudito, y eso se debe a una fina y poco común sensibilidad que apunta con sus lecturas para tantos otros inalcanzables. Pondré dos ejemplos: el prematuramente desaparecido poeta checo Jiri Orten (Absortos ojos, Madrid, Papeles de Invierno, 1988) y el joven poeta persa Mohsen Emadí (La flor en los renglones, Zaragoza, Lola Editorial, 2003). Dos joyas salidas de las manos de Clara, a quien tanto debemos los lectores de lo invisible.


LA VICTORIA DE LAS ROSAS

I


Ahora me dices con un gesto de la mano
que ya es ala esplendorosa,

la imposibilidad de este amor.

Como ave estás en el dominio del aire

y como astro sometida a un recorrido
que tú haces destellante de figuras

cuando, blanca, giras a través de la noche

y, girando, te desvaneces

y, en cambio, quedas en mí,
luz amada que entra en el sueño,

aroma que despierta el corazón.


(Balthazar Transcelan, El ángel y el cisne, Madrid, AdamaRamada Ediciones, 2008. Traducción de Clara Janés).
Cortesía de AdamaRamada Ediciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y Hackmet, y J. Seifert, y V. Holan...
Felicitats.
PAU RIBA

Manuel Martínez Forega dijo...

Naturalmente, Pau. Y Vitezlav Nezval también. No los ignoro; pero son, esas, traducciones de poetas -digamos- consagrados por la mediación editorial, algo que no ocurre con Orten ni con Emadí.