21.12.08

El blog en España según Javier Marías

Las tardes de los domingos son las de la depre generalizada. Te envuelve una especie de galvana, una indiferencia por las cosas que da pavor hasta el lunes, cuando por cc... tienes que activarte muy a tu pesar. Esas tardes caen en tus manos unas cuantas lecturas generalistas, como, por ejemplo, esas revistas misceláneas que acompañan a los periódicos y donde puedes leer de todo: desde un artículo (con fotos, claro) de un aventurero que nadie sabe de dónde ha salido hasta sugerencias para adornarte la mansión que tienes allá en Ontario, junto a un lago inconcebible (la cortinilla para adornar la ventanita del baño cuesta sólo 400 euros), pasando por la exquisita muestra de los vinos de la bodega Tres Zs, que ha pagado un dineral para rellenarse unas cuantas páginas; incluso, si no eres demasiado pudoroso, puedes encontrar un par de cremas para quitarte las ojeras del sábado y un slip (baratillo también) que, con sólo ponértelo, rejuveneces 10 ó 15 años, una colonia a 1.000 el gramo y un reloj con el que medir el tiempo mirando, sobre todo, su pulsera. Suelen esas revistas maridar con la prensa que controla la socialdemocracia, o, lo que es lo mismo, el postmodernismo político cuyo quiosco mediático no encuentra ya otros lectores que la clase media estabilizada y firmemente asentada en el snobismo y en la asepsia crítica. Pero... "no todo va a ser follar" (dice Krahe); así que aparece por las páginas finales algún articulito con enjundia y criterio, como el de Javier Marías en torno a los blogs, de los que abomina en general, aunque, en particular, abomina (hay que decirlo en seguida) como fenómeno de desinhibición dentro del contexto social de España. El bueno de Marías ha ojeado, naturalmente, los blogs para decir lo que dice y ha percibido en seguida que un fenómeno generalizado de los blogs españoles es la tendencia delirante a "tirar la piedra y esconder el brazo", una costumbre más de la deleznable educación española que, en este contexto blogosférico, se oculta tras los nicks para largar insultos y no asumir ninguna responsabilidad. Como es también deducible, el nivel crítico de los blogs es de una mediocridad general casi insultante en el que todavía no se ha asentado (¿lo hará algún día?) el sentido común que advierte —como hace en Gran Bretaña, por poner un ejemplo solo— del necesario respeto por el bloguero y por la libre discrepancia argumentada. Son, todas, ideas y referencias entresacadas del texto de Javier Marías. Pero me viene a la memoria que esta índole crítica y su pausada amargura tiene un precedente en la literatura española, y lo encarnó Mariano José de Larra hace ya 175 años. En algunos aspectos, la sociedad española no ha cambiado nada. Uno de ellos es la mala educación, el rencor y la envidia proverbial que no parece que podamos sacudirnos nunca de encima. Y me viene a la memoria otro antecedente aún más mayor: el Diablo Cojuelo y su estudiante con los que Luis Vélez de Guevara se asomaba por los tejados del siglo XVI para ver los vicios y las miserias morales de la educación española. Es, por lo tanto, un viejo y acartonado estigma que no pueden disimular ni las cremas, ni los calzoncillos, ni las bragas, ni una colonia que se apresta (y apesta) sobre la putrefacción de tantos años por los que, sin embargo, no parece haber pasado el tiempo de su resaca, ni arrastrado los Cariñenas.
Javier Marías tiene razón; la misma que Larra y el Cojuelo.

(La fotografía de Javier Marías es de Bernardo Pérez).

2 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

HOla Manuel
Me declaro seguidor de Marias pero en este caso en concreto, el de los blogs, tú lo has explicado mucho mejor que él, en su artículo, el de Marias, creo que se desliza por la peligrosa vertiente de la generalización y mira, aqui estamos los dos hablando y con nuestros nombre y apellidos, así que arremeta, me parece bien, pero también distinga.

Salu2 Córneos

PD. Tengo la sesación de dejarte un comentario farragoso, algo que dice muy poco de mi, además en un entrada donde se cita a Marias y Larra, pero en fin, será la tediosa tarde de domingo, fiebre y algidol.

Salu2 Córneos, maestro.

Manuel Martínez Forega dijo...

Pues ese acercamiento es el que vale, Javi; el de los comentarios nominales y la atención de los amigos. Además, y sin dorar el agidol, los tuyos no tienen desperdicio.
Saludillos domingueros.