Vicente Pascual ha muerto. Lo supe tarde, por Trinidad Ruiz Marcellán, encontrándome en Peralejos de las Truchas. Hubiese querido despedirme de él (de su fina sensibilidad, de su erudición como pocas entre los pintores) un día de esos en los que puntualmente coincidíamos y nos abordábamos, y nos separábamos del resto, porque Vicente gustaba conversar con calma, en voz baja y retirado de las conversaciones cruzadas.
Para ti, Vicente, esto dos paréntesis:
(Miro cómo el mundo al despedirse me acaricia y decir de la vida iluminada me escucha detenido).
(Ánade la luna por el cielo, transmigra hacia otra noche, hasta que el alba levante sus espumas y dé contigo despierto).
Para ti, Vicente, esto dos paréntesis:
(Miro cómo el mundo al despedirse me acaricia y decir de la vida iluminada me escucha detenido).
(Ánade la luna por el cielo, transmigra hacia otra noche, hasta que el alba levante sus espumas y dé contigo despierto).
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