31.3.08

El sueño del misántropo

M. Martínez Forega

Destruido este muro, el Postmodernismo, a voz en cuello, proclamó el “fin de la historia”. Sandez semejante sólo se le pudo ocurrir al Postmodernismo. Naturalmente, ni predijo la emersión de Chiapas, ni de Chávez, ni de Morales, ni de Correa, ni el pucherazo mejicano. Y el Postmodernismo sigue chupando de la teta de la vaca, amorrado como un bebé. Pero ha descuidado sus defensas. Día vendrá –y no muy lejano- en que los que no se chupan el dedo den finalmente con el estigma del derecho natural, y éste no es otro que poner a cada uno en su sitio. De momento, diviértanse con las comparsas de los pseudojuglares jaleando a la socialdemocracia con gestos que ni en los años sesenta resultarían tan horteras, y sigan, sigan dibujando ese circunflejo que cierra las vocales hasta que llegue el tónico y agudice, en un abrir y cerrar de ojos, el frenesí (del hambre). Dirán entonces que quieren volver al ergástulo. Ignorar la historia es propio de una intelectualidad mansa y diletante; yo digo que basta con no olvidarla.

No hay comentarios: