4ª ENTREGA
12. LA TERNURA
Como la hostia en el paladar del niño,
así permanece todavía
aquel beso de un cuerpo ausente
en mi cuerpo; adherido
a la piel translúcida,
disolviéndose poco a poco,
aún, ahí, de mi mejilla
en la ultradermis.
S/N. TEMPUS FUGIT
La mirada parpadeante
que admira por un instante
la belleza;
el primer llanto del neonato
escandalizado de súbito por el mundo;
la fuga del preso irredento;
el coma que precede a la muerte;
tu beso como el imago de la falena.
Todo en tus labios
se lo ha llevado el tiempo.
1 comentario:
Por favor, no más entregas de besos porque le quitas a una los deseos de escribir poesía y hasta de dar ósculos.
No hay derecho.
Ahora me convenzo, más aún, de que debo hacer prosa.
Menos mal que mis seguidores no son los del maestro.
Ergo ¡Felicidades!
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