TERCERA ENTREGA DEL CICLO DE LA ASOCIACIÓN ARAGONESA DE ESCRITORES POESÍA PARA PERDIDOS-2009 (14 de marzo). "LA CAMPANA DE LOS PERDIDOS". ZARAGOZA. ÁNGEL GUINDA
Llegó el Ángel. Y, después de muchos años, he advertido otra de sus ocultas características. Como un destello, en súbita epifanía, se perfiló inequívocamente su rúbrica renacentista; sí, su rúbrica renacentista. Ángel Guinda no sólo concede con ilimitadas dosis su favor a la poesía, sino que su otra fisonomía, emulando el protagonismo de un Jano bifronte, destaca su beligerancia. El Ángel bate sus alas de las que se desprende la pluma firme; pero bate también sus espadas cuyos templados filos tajan una realidad existencialmente infame.
Esto lo sabíamos, pero no lo habíamos dicho. El Ángel, el sustantivo, el antecedente del caído y del izado (en carne izado), el monográfico y el versátil, el Ángel todo. El Todo desgranado. Pocas, muy pocas veces, oiremos hablar tan claro de la vida y de la muerte, de la autodestrucción y de la ruina, del umbral de la extinción y del renacimiento. El Ave Fénix nos visitó para garantizarnos que, de las ruinas, es posible levantar un nuevo orden. El Ave solidaria, el Ave empática adherida al próximo doliente y mostrando con la punta de la lengua las grandes falacias del mundo. Si el dolor es música, como aseguraba Valéry, hemos asistido a un concierto vibrante. Si la vida reside en la destemplanza de la razón, como afirmaba Proust, hemos escuchado, allá en el fondo, la discordancia de los timbales llamando al instinto. El Ángel...
Mrz Crocodile (Julia –guitarra, saxo, xilofón y voz-; Carla –guitarra y voz- y Juanma –congos-) apostilló una pausa de música íntima, esa música que se deposita en la dermis para penetrar poco a poco hasta las cárcavas corporales, como la nieve diluyéndose hacia los hontanares, y nos expuso ante las decepciones y los anhelos, y nos ritmó con la majestad propia de la modestia. Un regalo que será repetido.
Ana María Navales murió el miércoles pasado, día 11 de marzo, y murió casi al mismo tiempo Quintín Cabrera, y también nos abandonó Ricardo Paseyro. Hubo recuerdos para todos ellos. Más palmario el de Fernando Burbano, que nos leyó un poema muy sentido de Navales. Hubo un apagón de cinco segundos en estricto silencio reclamado por Ángel Guinda en memoria de Paseyro.
Y, al final, el off: Luis Felipe Alegre, el gran Luis Felipe, recuperó para todos el podado y finalmente talado Almendro cuya amargura entró en nuestro pabellones con más vigencia todavía que la que tuvo en su tiempo, hace veinte años, cuando un larresco Ángel Guinda lo plantó en Extraña y lo hizo crecer en Argentina y en Cuba.
Si lo he perdido todo, ya soy un ganador. Vuelve, Ángel nuestro.
7 comentarios:
Es de justicia que, si usted cuelga este post a las cuatro de la mañana, yo haga este comentario a las cinco treinta.
Y no lo hafé para hablar de guinda, lo haré para hablar de Luís Felipe Alegre: Me destoco y señores, me voy a dormir. salud.
Sallu2 Córneos.
Jornada inolvidable tan certeramente glosada...Ángel se agiganta cada día más y nos rinde con el arma de la palabra.Hermoso el recuerdo a los que se fueron que ciertamente no han muerto, porque vuelven en su obra...
Todo fué mágico. Un abrazo.
Con permiso.
Qué barbaridad, qué vigor. Recogerse a esas horas en las que por las calles solo transitan espíritus de gato indiferentes a la luz verde de los taxis. Manuel, pleno de recursos semánticos para recrear la fonética espiritual de Ángel Guinda y, Miguel Ángel, y Javier, concatenados aún como yo, a la "pena y pene" de la última guinda del Guinda y, llegando a casa abrazados a la voz-candileja de Luis Felipe.
Pretty night.
Todas las cuerdas de la lira. La amplitud temática despertó en el auditorio todo el repertorio de respuestas posibles ante las diversas entonaciones que puede adoptar un discurso lírico.
Pensé lo mismo que tras escuchar a Rosendo Tello en el mismo lugar: los dinosaurios aún pueden dejarnos con la boca abierta con sólo un rugido.
El lenguaje de Guinda, de frases netas, sencillas y breves, a veces con tono de proclama política, de moraleja, o propio de los suspiros de esas confidencias que se liberan a sotto voce, es muy apto para ser leído en recital. Probablemente más que el de otros muchos poetas, que requieren la lectura silenciosa en soledad para mostrar toda su riqueza. Y esto es porque el estilo de Guinda, cuando se oye leer en voz alta, permite al oyente reflexionar, le da tiempo y le cede espacio para sus propios pensamientos. No acapara el aire en el que resuenan las detonaciones de sus palabras.
Y así yo tenía anoche tiempo de reflexionar acerca del sucederse de las generaciones, en sus dos vertientes principales: el relevo y el enfrentamiento con el padre. Aspectos también incluídos entre los argumentos de los poemas seleccionados de ayer...
En el Acto III de "Siegfried", la ópera de Wagner, Siegried quiebra la lanza de su abuelo Wotan y se abre paso hacia su propio destino. Pero la música rinde homenaje emocionado por igual a la generación pujante y conquistadora y a la que cede honorablemente el paso, portadora de ideas diferentes y de otra visión del mundo.
El mundo que encontró Guinda en su infancia y juventud no es el mismo que hemos encontrado las últimas generaciones. Nuestros problemas e indignaciones han sido muy otros. Y a mi generación le es exigida una nueva respuesta, frente a disyuntivas diversas a las de otros tiempos, pero igualmente crueles. Guinda reclamó en un poema (no leído anoche) "la respuesta de los jóvenes", y es un hombre tan íntegro y honesto que sabe que también a él se le podrá decir sin miedo: "te equivocas". Tras el último poema leído ayer, escrito en un rapto de indignación de un alma sensible y responsable, se puede recordar lo que escribió T. S. Eliot en "Four Quartets", cuando un viejo maestro insta a su discípulo a seguir su camino propio: "Pues las palabras del año pasado pertenecen al lenguaje del año pasado / Y las palabras del año que viene aguardan otra voz".
Mientras las discrepacias en el sentir y en las opiniones nos recuerdan su existencia, también lo hace la llama de la camaradería y la gratitud... y prosiguen las explosiones en torno nuestro que nos recuerdan que seguimos en tierra de nadie, unos y otros bajo el fuego.
Todo fue de maravilla.
Guinda pletórico, los presentadores e invitados muy buenos, y Mrz. Crocodile un descubrimiento.
Un placer veros a todos, como siempre.
Hasta pronto, abrazos!
Gracias a todos los que me ayudáis a seguir en mi aprendizaje poético y existencial y a resistir con vuestro generosísimo apoyo.
Ángel Guinda, el poeta total, el que suena a mística lira y a aguerrida guitarra eléctrica; el que mueve las aspas de nuestras almas literarias y nos sigue pervirtiendo con lo más granado de su poesía.
¡Ay, Don Ángel! ¡Qué haríamos sin sus desbocados versos!
Don Ángel Guinda: poesía actitud.
Monteagudo del MOncayo
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