Bueno, amigas y amigos y público en general: mi gratitud por vuestra participación, por vuestra presencia y por el ánimo que supuso veros a todos allí. Me sentí no sólo besado, sino acompañado, arropado y conectado a un experimento que, gracias a vosotras, cumplió sus objetivos: uno, someter a prueba aquellas capacidades que nadan a duras penas en un mar de dudas (con esta imperiosa contingencia sé que muchos no estarán de acuerdo); otro, dotar de veracidad a la experiencia. La experiencia que, usada como sintagma preposicional, califica lo incalificable, revela lo irrevelable postpuesta a una corriente que sí es sustantiva: la poesía. Decir "poesía de la experiencia" es lo mismo que decir, por ejemplo, "el agua es líquida", o "la tierra es elíptica", o "la sangre es roja". Definiciones inútiles y viciosas. Tautologías que descerebran el pomposo solio de la intelectualidad que lo sugirió e insultan la inteligencia de un elemental receptor. Decir "poesía de la experiencia" es afirmar lo que en sí misma es. Sobra, por consiguiente, el sintagma prepositivo. ¿Cuál es el argumento de la poesía? La experiencia, naturalmente, es el argumento de la poesía; de toda poesía, de la Poesía, del género. Cualquier ensayo delimitador, toda nomenclatura conceptual en este sentido busca acotar perversamente los intereses de unos cuantos, vedar el círculo morfológico, restringir las cotas formales y plegar las aspiraciones poéticas a una sola propaganda modal.
Siguen, pues, siendo rabiosamente actuales (aunque las dirigiera a otra generación de poetas) las palabras de Leopoldo María Panero: poesía de la experiencia es viciosa invención —y cito a continuación las palabras de Panero— "de unos cuantos malos poetas de universidad que, aprovechándose de la incultura de este país, van dándoselas por ahí de grandes hombrecitos."
Ayer, con un poquillo de pretenciosidad y un muchillo de ludismo, quise con vuestros besos abandonar el fanum conceptual y salir de él, convertirme junto a todas vosotras en uno más de los profani y ponerme manos a la obra profanando el sacro imperio de la pospostmodernidad. Ésa fue la primera parte; la constatación de la "experiencia" tendrá su conclusión material en la composición de tantos textos como besos. Me he puesto condiciones —como la técnica laboratoria exige— y me he sometido a la dura "experiencia" de no visionar las imágenes que se grabaron para que la "experiencia" sea la que debe ser: el resultado de un proceso experiencial en el que sólo la sensualidad (un conjunto de sentidos aleatorios) dé con su final determinación empírica. No obstante, lo tengo fácil porque fuisteis, en vuestra generosa colaboración, diversas, heterogéneas.
Siguen, pues, siendo rabiosamente actuales (aunque las dirigiera a otra generación de poetas) las palabras de Leopoldo María Panero: poesía de la experiencia es viciosa invención —y cito a continuación las palabras de Panero— "de unos cuantos malos poetas de universidad que, aprovechándose de la incultura de este país, van dándoselas por ahí de grandes hombrecitos."
Ayer, con un poquillo de pretenciosidad y un muchillo de ludismo, quise con vuestros besos abandonar el fanum conceptual y salir de él, convertirme junto a todas vosotras en uno más de los profani y ponerme manos a la obra profanando el sacro imperio de la pospostmodernidad. Ésa fue la primera parte; la constatación de la "experiencia" tendrá su conclusión material en la composición de tantos textos como besos. Me he puesto condiciones —como la técnica laboratoria exige— y me he sometido a la dura "experiencia" de no visionar las imágenes que se grabaron para que la "experiencia" sea la que debe ser: el resultado de un proceso experiencial en el que sólo la sensualidad (un conjunto de sentidos aleatorios) dé con su final determinación empírica. No obstante, lo tengo fácil porque fuisteis, en vuestra generosa colaboración, diversas, heterogéneas.
Viva la polimorfía de este juego dispuesto para la gravedad, y al carajo con las descontextualizaciones interesadas extraídas por unos cuantos usureros del viejo texto de Robert Langbaum (1).
(1) The Poetry of Experience (The Dramatic Monologue in Modern Literary Tradition), 1957.
(1) The Poetry of Experience (The Dramatic Monologue in Modern Literary Tradition), 1957.
11 comentarios:
Fue muy interesante, muy divertido. Un beso (otro).
Arancha
Una mini crónica de mis visión.
Besos másculinos, jejje.
Enhorabuena Manolo por esa idea tan singular, eres un genio. Por desgracia no pude asistir, ya me contarás cómo fue todo.
Un abrazo.
Espero que haya un youtube para poder verlo. Llegue de viaje y me lo perdí. Toda la semana llena de cosas y sin poder acudir a ninguna.
Felicidades, al menos disfruto leyendo el post.
Un abrazo,
Marta Navarro
Gracias a todos. A Arancha, por el beso otro; a Rafa, por su divertida crónica; a Ricardo por su gentileza; y a Marta por su proximidad.
Las 25 y los 25: comunión espléndida y un ánima común: lo hermoso, lo dúctil de los labios y su transferencia al corazón.
Besos.
Manolo, como te dije, no pude acudir el sábado. Lo siento mucho. Veo y leo que todo fue como esperabas o mejor. Y me alegro. Nosotros esperamos ahora impacientes los frutos de los besos.
Abrazos, Enrique.
Los tendrás, Enrique, no lo dudes. Y bien llegado.
Abrazo.
No hay labios, como los de la morena de la tercera foto. Esos labios se le salen por los ojos, esos ojos, besan como labios. Ese perfomance me lo perdí. Con lo que a mí me gusta que me pongan perdido de besos.
Un abrazo.
Necesitamos más labios, más besos, más de todo...Ah, y que venga Pepe Montero...Fue todo interesante, salvo la opacidad de la cortina, que nos dejo un pelín "excluídos", jajaja. Un abrazo.
Forega, dentro de dos meses hablaremos del vídeo de los besos del sábado ;)
pero hoy.. otro vídeo: ¡ha aparecido la historia íntegra de nuestro querido Toxeiro!
http://www.youtube.com/watch?v=e_MXDTK6Ob4
Esto es legendario! jajaja disfrútalo!
Lo del Tojeiro se ha convertido ya en un clásico, como "Ciudadano Kane": no se cansa uno de verlo.
Dentro de un par de meses nos lo montamos otra vez (pero de otra manera).
Abrazos, Pandavid.
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